Como están reconociendo diversos economistas, la crisis económica mundial estaría provocando profundos cambios en lo que se conoce por “geopolítica”. Vemos la decadencia económica del imperio norteamericano y, con él, en parte, de todo el capitalismo mundial.
Eso se podía vislumbrar, por ejemplo, desde las grandes huelgas operarias del ABC paulista, en Brasil—1980. Desgraciadamente, la burguesía, ayudada sobretodo por el Partido de los Trabajadores (PT) de Lula, sofocó el futuro histórico que despuntaba en la clase obrera brasileña, clase que espantaba el mundo con sus asambleas de 100.000 trabajadores y que aparecía como una de las vanguardias de la revolución mundial.
Hoy, con la quiebra del capitalismo norteamericano, con la crisis mundial, con el derrocamiento de los partidos como el PT de Lula, de nuevo es posible percibir que el proletariado latinoamericano puede asumir un papel histórico-mundial similar a aquel del proletariado ruso de 1917.
En un reciente seminario, el historiador Paul Keneddy, de la Universidad de Yale, de los EE.UU. comentó que el “momento unipolar” (expresión del analista Charles Krauthmmer) surgido después de la Guerra Fría, habría llegado al fin. Los EE.UU. asumieron una posición de gran poder en aquel momento, pero eso ha dado muestras de estar llegando a su fin, afirmó el historiador.
Pues, al mismo tiempo, vemos crecer el poder especifico de economías como las de Latinoamérica (particularmente de Brasil) en la economía mundial y, consecuentemente, de su proletariado. Un avance organizado del proletariado latinoamericano puede ser decisivo en el mundo todo para dar un golpe mortal a ese régimen de opresión y barbarie que oprime y destruye el planeta Tierra.
¡Adelante, rumbo a una nueva sociedad socialista y internacionalista!