Hombre rico, hombre pobre
Mariano Cabrero Bárcena | 01.11.2006 21:46 | Analysis | Culture | Indymedia | World
Fotografía del autor ( autoría propia )
Hombre rico...
Hombre pobre...
Hombre rico, hombre pobre
La Comunidad Europea firmó en la ciudad holandesa de Maastrich, en diciembre de 1991, el tratado de la Unión Europea que preveyió para finales del pasado siglo una completa unión económica y monetaria, una política exterior común y el camino para una integración política. Tenemos que reconocer, poniendo la mano sobre el corazón, que Europa nos admitió, ¡eso sí!, como hermanos pobres–hombres pobres–en unión de nuestros también hermanos pobres: portugueses y griegos. Nuestras autoridades diplomáticas no fueron los suficientemente ambiciosas para saber pactar acuerdos y tratados que beneficiasen, bajo formulas claras y decisivas, los intereses económicos y políticos allende los mares. ¡Ya somos hombres pobres!
Bajo este clima, España, plenamente integrada en el concierto mundial de las naciones, celebró el que debía de ser “su gran año de 1992". Conmemoración del V Centenario de la Gesta de Cristóbal Colón, la Exposición Universal de Sevilla y la Capitalidad Cultural Europea de Madrid. ¡Ya somos hombres ricos!
No obstante, estos eventos pueden haber sido decisivos para nuestra plataforma de lanzamientos europea y mundial, pero no es menos cierto que el ambiente de crisis política y preocupación actual en cuanto al estado de las autonomías contrasta excesivamente con el espíritu de las efemérides pasadas, las cuales coadyuvaron a retrasar la conciencia de austeridad y realismo que hoy vive la sociedad española. Dicho sea de paso, de los problemas de régimen interno, y gracias a Dios, somos informados fielmente–con diaria puntualidad–por todos los medios de comunicación. Si un político–hombre de Estado–se ha equivocado debe rectificar y reconocer sus errores, no vaya a ser que el error se convierta en obligación, y por obligación siga manteniendo sus errores.
Los españoles somos un pueblo fácil de gobernar, pero es evidente que hemos alcanzado ya nuestra mayoría de edad y, hoy por hoy, no se nos puede engañar. La verdad ha de ser una y clara, aunque sea dura.
Hay un viejo poema de la India, que dice: “Si tienes dos trozos de pan, da uno a los pobres: vende el otro y compra jacintos para alimentar tu alma”. Esta es la India de Gandhi (nacido en 1869 y asesinado en 1948), activista teórico que cambio el pensamientos de nuestro pasado siglo XX. En su soñada y añorada nación, hoy en día, siguen existiendo: ¡Hombre rico, hombre pobre! Muchos hombres pobres.
El pueblo español se conforma con poco: Un amor, un amigo/a, un libro...Bueno, ¡qué no nos quiten el fútbol! Es el pan nuestro de cada día. Pienso y reflexiono, ¿qué seré yo?: ¿Hombre rico, hombre pobre? ¿No será que soy un pobre hombre?
La Coruña, 1 de noviembre de 2006
*Mariano Cabrero Bárcena es escritor
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Mariano Cabrero Bárcena
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