En los últimos días Inglaterra viene siendo sacudida por una serie de muy coordinadas protestas medio-ambientalistas. En el alba del jueves 7 varios activistas se encadenaron en la estación de Thurrock (la principal surtidora de bio-combistibles del sur del país) paralizándola y contando con la simpatía de sus trabajadores.
Otro grupo tomó el techo del aeropuerto internacional de Gattwick (localizado entre Londres y la costa sur). Tambien algunos activistas fueron a Legolandia (parque de diversiones en Windsor, donde está el palacio real) donde colocaron hombrecitos de Lego de una pulgada de estatura (‘los manifestantes más chicos del mundo’) quienes colgaron una banderola planteando no al cambio climático en una miniatura de la planta de carbón de Kingsnorth que se encuentra en un display junto al Big Ben y a otros símbolos británicos.
Al día siguiente militantes ecologistas se súper-engomaron en una oficina central de Londres del Royal Bank of Scotland, acusado de financiar obras que contaminan al medio ambiente, y también en el Departamento de Reformas y Regulaciones de Empresas del Reino Unido.
Estas acciones vienen siendo organizadas desde el campamento contra el cambio climático, instalado oficialmente este 3 de enero en las cercanías de la planta de Kingsnorth. Dichas instalaciones pertenecen a la multinacional alemana E On y pretenden ser la primera etapa de nuevas plantas que usen carbon para generar electricidad.
Más de 1,500 activistas se han venido concentrando durante una semana en un campo que ellos han ocupado y que ha pertenecido al Ministerio de Defensa para prepararse para querer bloquear ese proyecto que ellos estiman va a incrementar la gran polución que sufre Reino Unido e incrementar el riesgo que la temperatura global suba.
La enorme chimenea de Kingsnorth domina todo el paisaje de la peninsula de Hoo, en la cual culmina tanto el Támesis, que es el río que antes de llegar al mar pasa por Oxford y Londres, como el río Midway.
Lo acontecico se ha dado mientras el Guardian, uno de los diarios más serios y leídos de Gran Bretanha, reportó en su tapa que muy serias investigaciones científicas britancias calculan que hay el riesgo que la temperatura mundial suba 4 grados centígrados con lo cual se pondría en riesgo la vida de 300 millones de personas. Ello podría generar tal derretimiento de los polos que muchas ciudades costeras del planeta (desde Londres hasta Bengala, Nueva York, Rio, Barcelona, etc.) podrían quedar inundadas.
El campamento está muy bien organizado y toda la energía es producida por viento, sol o pedaleo. Toda la comida es vegan, orgánica y comunitaria, y todos los desperdicios son reciclados. Allí se han concentrado aldeas correspondientes a las distintas regiones de Gran Bretanha.