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Sesenta y nueve años después del asesinato de León Trotsky

Movimiento Negación de la Negación | 08.09.2009 11:27 | Culture | History | Indymedia | World

Sólo brindando de nuevo una perspectiva y cultura socialista a jóvenes, trabajadores, e intelectuales se podrá forjar un sendero político nuevo.

El 20 de agosto de 1940, mientras Trotsky vivía exilado en Coyoacán, México, un espía stalinista le hundió un punzón en el cerebro. La intención de este acto tan barbárico era simple: eliminar la figura principal marxista que se oponía a la burocracia stalinista y a la traición de los principios del socialismo internacionalista que habían llevado a la clase obrera al poder durante la Revolución Rusa de octubre, 1917.

Durante los cuatro años anteriores al asesinato de Trotsky, comenzando con los famosos Juicios de Moscú conducidos contra dirigentes bolcheviques, Stalin y sus escuadras de la muerte condujeron una campaña de terror, encarcelamiento y asesinatos para suprimir toda oposición socialista a la usurpación del poder por la burocracia. Siempre que Trotsky permaneciera vivo, la liquidación de todo vestigio del Partido Bolchevique de Lenín no podía completarse.

Trotsky fue el pensador revolucionario más avanzado de su época. Compartió la dirigencia de la Revolución Rusa con Lenín, y fundó el Ejército Rojo soviético. Fue el primero en identificar el creciente peligro que la burocratización del partido soviético y del estado presentaba. Reaccionó por medio de una lucha política en defensa de la democracia interna del partido y en oposición al programa económico y político de la burocracia y su dirigente político, José Stalin.

Trotsky formó la Oposición de Izquierda (marxista) para combatir la degeneración stalinista del Partido Bolchevique. Advirtió que el desarrollo de una burocracia relativamente privilegiada y la erosión de la democracia interna del partido amenazaban la supervivencia misma de la Unión Soviética. El debate libre, que había sido elemento vital de la cultura socialista que culminó en Octubre, tenía que fortalecerse y expandirse para que el socialismo alcanzara la victoria nivel mundial.

Contra de las afirmaciones de la burocracia—es decir, que estaba construyendo el “socialismo en un solo país”—Trotsky asumió el punto de vista que un estado socialista autónomo encerrado en el nacionalismo era una locura en un país tan atrasado como Rusia. Igual que Lenín, Trotsky creía que la Revolución Rusa era sólo el principio de una revolución socialista mundial a la cual todos los socialistas tenían que dedicarle toda energía. Explicó que el socialismo sólo podía establecerse a nivel mundial, utilizando las técnicas de producción más adelantadas que el capitalismo había creado.

Trotsky se opuso a la política internacional del régimen stalinista, la cual condujo, en los 1920, a derrotas gravísimas del movimiento socialista obrero en Alemania, China, Inglaterra y en varios otros lugares. De importancia primordial fue la lucha que la Oposición de Izquierda llevó a cabo para formar un Frente Único del movimiento obrero alemán para combatir el partido nazi de Hitler. La política divisiva de Stalin sólo sirvió para que el partido reformista de la Social Democracia siguiera dominando a amplias capas de los trabajadores. Esto permitió que el fascismo llegara al poder en 1933.

Estos sucesos obligaron a Trotsky a determinar que los partidos comunistas stalinizados habían pasado al campo de la contrarrevolución. Ahora era necesario reunir todas las fuerzas socialistas en un nuevo partido socialista mundial. Trotsky habría de dedicar el resto de su vida a la formación de ese partido: la Cuarta Internacional, fundada en 1938.

Pero esta lucha histórica, que resultó en la muerte de miles, inclusive en la todos los hijos de Trotsky, conservó la continuidad del marxismo revolucionario a pesar de los esfuerzos de Stalin por destruirlo. No obstante, el mundo habría de pagar un precio horrible cuando la excreción burocrática de la Unión Soviética consolidó su poder. La Segunda Guerra Mundial y el holocausto nazi fueron sólo las primeras y más terribles consecuencias del fracaso de la clase obrera en ponerle fin al capitalismo y en crear un nuevo mundo socialista.

El Siglo XX no puede comenzarse a comprender si no se entiende el impacto que estas derrotas, por culpa de la camarilla de Stalin, tuvieron sobre el marxismo revolucionario y como le dieron forma a los sucesos políticos que han venido desarrollándose hasta hoy día.

Hoy la burocracia stalinista se encuentra desacreditada por todo el mundo. Los sucesores de Stalín—Gorbazhev, Yeltsin y Putín—han presidido sobre el re establecimiento del capitalismo y de la destrucción sin precedente de las condiciones sociales de millones de personas. Además, los partidos y sindicatos occidentales-reformistas o stalinistas-que en otra época gozaban de la lealtad equivocada de gente pro socialista, ahora son portavoces del mercado libre y partidarios de los intereses de los grandes negocios. Hasta la fecha de hoy, los beneficiarios han sido las clases gobernantes mundiales, quienes se aprovecharon enormemente de la falta de orientación política interna de la clase obrera misma.

Sólo brindando de nuevo una perspectiva y cultura socialista a jóvenes, trabajadores, e intelectuales se podrá forjar un sendero político nuevo.

[editado de wsws.org]

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