Con la muerte en los talones
Mariano Cabrero Bárcena | 08.12.2006 23:20 | Liverpool | London
Es fácil interpretar, por otra parte, que presuntamente algo hayan tenido que ver los rusos con la muerte del ex espía–su presidente Vladimir Putin–, pues con el último no le unían lazos de amistad precisamente. En Rusia fue encarcelado en diversas ocasiones, y de allí tuvo que huir para no ser encarcelado nuevamente. Porque es difícil borrar el pasado. La obsesión constante del asesinado (...)
Articulo de opinión:
Licencia para matar
Los tiempos que atravesamos son cada día peor, pues el temor a un ataque radiactivo está en nuestras mentes presente siempre. Y es que la sustancia radioactiva–“el polonio 210"–, que emplearon para asesinar al ex espía ruso Alexander_Litvinenko se ha comprobado que se hallaba en varios lugares de la capital británica, e, incluso, en aviones de la compañía Britihs Airways que habían aterrizado en España. Este veneno que produjo la muerte de Viktor Litvinenko, el 23 de noviembre próximo pasado, triste es reconocer que la mayoría de la instalaciones del “polonio 210" se hallan en EE.UU. y en la desarticulada Unión Soviética, sin olvidarnos de Japón, Alemania, Australia..., que es lo mismo que afirmar que el anterior está en manos de la grandes potencias nucleares. El ex espía fallecido–que fue agente secreto de la soviética KGB (Comité para la Seguridad del Estado), y después de la rusa FSB (Servicio Federal de Seguridad), ambas agencias de inteligencia y policías secretas al estilo de la CIA y el FBI en los Estados Unidos de América–se ausentó de Rusia hacía ya unos seis años, y al llegar a Londres pidió asilo político.
Tomaba las precauciones adecuadas a la profesión por él desarrollada, y daba vueltas y mil vueltas más para observar si alguien le seguía. Aunque el lugar de reunión con amigos, digamos, supuestos amigos y confidentes estuviese a pocos kilómetros de su domicilio. Pero todas las precauciones tomadas de nada le sirvieron: andaba con la muerte en los talones, y con ella se encontró antes de lo que pensaba.
Es fácil interpretar, por otra parte, que presuntamente algo hayan tenido que ver los rusos con la muerte del ex espía–su presidente Vladimir Putin–, pues con el último no le unían lazos de amistad precisamente. En Rusia fue encarcelado en diversas ocasiones, y de allí tuvo que huir para no ser encarcelado nuevamente. Porque es difícil borrar el pasado. La obsesión constante del asesinado ,Viktor Litvinenko, era saber qué ocurría en Rusia, por qué no se respetaban los derechos humanos, y hablaba y hablaba repetidas veces sobre el conflicto de Chechenia. Críticas quizá sinceras, pero que al señor Putin no le gustaban, ni poco, ni mucho, ni nada.
Oleg Gordievski–ex agente del KGB y del M16( el servicio de inteligencia británico), manifestó que “está absolutamente claro que han sido los rusos”. Los hombres, y todos lo sabemos, matan por venganza, y muchas veces por odio. También otras muchas matan como castigo...Esto puede haber sido así, pero, indiscutiblemente, Scotland Yard–la policía británica–es quien tiene la última palabra al respecto. Trataran en todo momento de reconstruir el itinerario seguido por el asesinado, buscando restos y vestigios–que son las pruebas–para el esclarecimiento del crimen perpetrado, y, como colofón, la detención de los autores del hecho delictivo.
El asesinado del ex espía ha sido selectivo y rebuscado. Se le ha dado a tomar “polonio 210", un veneno mortal de necesidad, que nunca falla y que produce una agonía lenta pero terrible...de soportar. (Es evidente que la muerte–ejecución–del jefe de la red terrorista Al Qaida en Irak, Abu Musab al Zarqawi, no va a facilitar muchos las cosas hasta el punto de que la guerra se termine en Irak, ni mucho menos. El terrorista fallecido -ser humano al fin y al cabo-, va a ser considerado un mártir por sus correligionarios. Esta muerte va a encrudecer el ambiente bélico de Bagdad. Si pienso que es una duro golpe para los terroristas, pero los terroristas seguirán matando. Todos los humanos tenemos un sustituto, y él no va a ser menos. Entiende uno, quiero entender que cierta culpa de lo que ocurre en Irak hay que atribuírsela al muerto. No obstante, el secretario general de la ONU, Kofi Annan -para congratularse con el señor Bush-, ha manifestado que la muerte del terrorista no es un asesinato selectivo, pero cuando menos todos entendemos que ha sido una muerte selectiva. ) Esta muerte selectiva fue llevada a cabo por el ejército de una gran potencia armamentista: EE.UU.
Hay que entender y comprender que el Servicio Federal de Seguridad ruso–FSB– funciona en el mundo entero, y tiene “licencia para matar” –en virtud de una modificación a la ley sobre los servicios de seguridad, aprobada en el Parlamento ruso el año pasado–a los terroristas en el extranjero. Esto es un hecho real. Pero conocemos también que la CIA americana viene haciendo presuntamente lo mismo. Posee células infiltradas con informaciones puntuales sobre personas y países concretos. Desde luego, en el Parlamento americano no se ha aprobado ninguna ley que permita matar, pero, sin duda, hay casos y hechos dudosos sobre la actuación de la CIA en el extranjero.
Si se detiene a un terrorista lo humano y lo justo–en democracia–,es entregarlo a los tribunales de justicia competentes, para que lo juzguen y apliquen la sentencia o sentencias que correspondan a lo hechos delictivos cometidos. Si así no se hace, es evidente que, aquellos países que incumplan las leyes internacionales promulgadas al respecto, estarán cometiendo “terrorismo de Estado”: éste último ha sido el delito más practicado y extendido en las últimas décadas y no existe tribunal competente para juzgar a aquellos países que lo llevan a la práctica. (¿Se pueden calificar las guerras de Afganistán e Irak como ejemplos de terrorismo de Estado?).
Posiblemente, pues no lo sé a ciencia cierta, pudo haber cierta conexión entre Anna_Politkovskaia (la periodista asesinada en Moscú, que investigaba torturas en Chechenia) y Viktor Litvinenko: ambos sabían mucho y bien sobre Chechenia. Ambos han sido asesinados en el espacio de dos meses, ambos no confraternizaban con el presidente de Rusia, señor Putin. Son coincidencias tan sólo, quizá...más adelante podamos dar un información fidedigna de lo sucedido.
Si hacemos un poco de historia, que siempre es bueno, recordamos que en diciembre de 1994 comenzó la guerra contra Chechenia, y hasta la fecha no ha terminado. Cálculos aproximados nos dicen que han muerto, y hasta el día de la fecha, de el orden de unos 308.000 civiles a manos de las Fuerzas Armadas rusas. Este “genocidio” ha sido ignorado por la comunidad internacional, por la ONU, por el mundo entero. ¿Etnias distintas? ¿Ansias de Independencia? Las guerras sabemos por qué empiezan, pero desconocemos cuando terminan. Siempre ha sido así, históricamente hablando.
Rusos y chechenios han sufrido importantes bajas, y la comunidad internacional–en concreto los EE.UU. –, han hecho nada al respecto de este problema que es, y sigue siendo, la guerra ruso–chechena. Los rusos fueron jueces en el juicio de Nuremberg y yo me pregunto: ¿Serán ellos juzgados de la misma forma? ¿Por quién? La historia lo hará.
La Coruña, 8 de diciembre de 2006
* Mariano Cabrero Bárcena es escritor
(Copyright)
Licencia para matar
Los tiempos que atravesamos son cada día peor, pues el temor a un ataque radiactivo está en nuestras mentes presente siempre. Y es que la sustancia radioactiva–“el polonio 210"–, que emplearon para asesinar al ex espía ruso Alexander_Litvinenko se ha comprobado que se hallaba en varios lugares de la capital británica, e, incluso, en aviones de la compañía Britihs Airways que habían aterrizado en España. Este veneno que produjo la muerte de Viktor Litvinenko, el 23 de noviembre próximo pasado, triste es reconocer que la mayoría de la instalaciones del “polonio 210" se hallan en EE.UU. y en la desarticulada Unión Soviética, sin olvidarnos de Japón, Alemania, Australia..., que es lo mismo que afirmar que el anterior está en manos de la grandes potencias nucleares. El ex espía fallecido–que fue agente secreto de la soviética KGB (Comité para la Seguridad del Estado), y después de la rusa FSB (Servicio Federal de Seguridad), ambas agencias de inteligencia y policías secretas al estilo de la CIA y el FBI en los Estados Unidos de América–se ausentó de Rusia hacía ya unos seis años, y al llegar a Londres pidió asilo político.
Tomaba las precauciones adecuadas a la profesión por él desarrollada, y daba vueltas y mil vueltas más para observar si alguien le seguía. Aunque el lugar de reunión con amigos, digamos, supuestos amigos y confidentes estuviese a pocos kilómetros de su domicilio. Pero todas las precauciones tomadas de nada le sirvieron: andaba con la muerte en los talones, y con ella se encontró antes de lo que pensaba.
Es fácil interpretar, por otra parte, que presuntamente algo hayan tenido que ver los rusos con la muerte del ex espía–su presidente Vladimir Putin–, pues con el último no le unían lazos de amistad precisamente. En Rusia fue encarcelado en diversas ocasiones, y de allí tuvo que huir para no ser encarcelado nuevamente. Porque es difícil borrar el pasado. La obsesión constante del asesinado ,Viktor Litvinenko, era saber qué ocurría en Rusia, por qué no se respetaban los derechos humanos, y hablaba y hablaba repetidas veces sobre el conflicto de Chechenia. Críticas quizá sinceras, pero que al señor Putin no le gustaban, ni poco, ni mucho, ni nada.
Oleg Gordievski–ex agente del KGB y del M16( el servicio de inteligencia británico), manifestó que “está absolutamente claro que han sido los rusos”. Los hombres, y todos lo sabemos, matan por venganza, y muchas veces por odio. También otras muchas matan como castigo...Esto puede haber sido así, pero, indiscutiblemente, Scotland Yard–la policía británica–es quien tiene la última palabra al respecto. Trataran en todo momento de reconstruir el itinerario seguido por el asesinado, buscando restos y vestigios–que son las pruebas–para el esclarecimiento del crimen perpetrado, y, como colofón, la detención de los autores del hecho delictivo.
El asesinado del ex espía ha sido selectivo y rebuscado. Se le ha dado a tomar “polonio 210", un veneno mortal de necesidad, que nunca falla y que produce una agonía lenta pero terrible...de soportar. (Es evidente que la muerte–ejecución–del jefe de la red terrorista Al Qaida en Irak, Abu Musab al Zarqawi, no va a facilitar muchos las cosas hasta el punto de que la guerra se termine en Irak, ni mucho menos. El terrorista fallecido -ser humano al fin y al cabo-, va a ser considerado un mártir por sus correligionarios. Esta muerte va a encrudecer el ambiente bélico de Bagdad. Si pienso que es una duro golpe para los terroristas, pero los terroristas seguirán matando. Todos los humanos tenemos un sustituto, y él no va a ser menos. Entiende uno, quiero entender que cierta culpa de lo que ocurre en Irak hay que atribuírsela al muerto. No obstante, el secretario general de la ONU, Kofi Annan -para congratularse con el señor Bush-, ha manifestado que la muerte del terrorista no es un asesinato selectivo, pero cuando menos todos entendemos que ha sido una muerte selectiva. ) Esta muerte selectiva fue llevada a cabo por el ejército de una gran potencia armamentista: EE.UU.
Hay que entender y comprender que el Servicio Federal de Seguridad ruso–FSB– funciona en el mundo entero, y tiene “licencia para matar” –en virtud de una modificación a la ley sobre los servicios de seguridad, aprobada en el Parlamento ruso el año pasado–a los terroristas en el extranjero. Esto es un hecho real. Pero conocemos también que la CIA americana viene haciendo presuntamente lo mismo. Posee células infiltradas con informaciones puntuales sobre personas y países concretos. Desde luego, en el Parlamento americano no se ha aprobado ninguna ley que permita matar, pero, sin duda, hay casos y hechos dudosos sobre la actuación de la CIA en el extranjero.
Si se detiene a un terrorista lo humano y lo justo–en democracia–,es entregarlo a los tribunales de justicia competentes, para que lo juzguen y apliquen la sentencia o sentencias que correspondan a lo hechos delictivos cometidos. Si así no se hace, es evidente que, aquellos países que incumplan las leyes internacionales promulgadas al respecto, estarán cometiendo “terrorismo de Estado”: éste último ha sido el delito más practicado y extendido en las últimas décadas y no existe tribunal competente para juzgar a aquellos países que lo llevan a la práctica. (¿Se pueden calificar las guerras de Afganistán e Irak como ejemplos de terrorismo de Estado?).
Posiblemente, pues no lo sé a ciencia cierta, pudo haber cierta conexión entre Anna_Politkovskaia (la periodista asesinada en Moscú, que investigaba torturas en Chechenia) y Viktor Litvinenko: ambos sabían mucho y bien sobre Chechenia. Ambos han sido asesinados en el espacio de dos meses, ambos no confraternizaban con el presidente de Rusia, señor Putin. Son coincidencias tan sólo, quizá...más adelante podamos dar un información fidedigna de lo sucedido.
Si hacemos un poco de historia, que siempre es bueno, recordamos que en diciembre de 1994 comenzó la guerra contra Chechenia, y hasta la fecha no ha terminado. Cálculos aproximados nos dicen que han muerto, y hasta el día de la fecha, de el orden de unos 308.000 civiles a manos de las Fuerzas Armadas rusas. Este “genocidio” ha sido ignorado por la comunidad internacional, por la ONU, por el mundo entero. ¿Etnias distintas? ¿Ansias de Independencia? Las guerras sabemos por qué empiezan, pero desconocemos cuando terminan. Siempre ha sido así, históricamente hablando.
Rusos y chechenios han sufrido importantes bajas, y la comunidad internacional–en concreto los EE.UU. –, han hecho nada al respecto de este problema que es, y sigue siendo, la guerra ruso–chechena. Los rusos fueron jueces en el juicio de Nuremberg y yo me pregunto: ¿Serán ellos juzgados de la misma forma? ¿Por quién? La historia lo hará.
La Coruña, 8 de diciembre de 2006
* Mariano Cabrero Bárcena es escritor
(Copyright)
Mariano Cabrero Bárcena
e-mail:
pedrocruel2005@yahoo.es