EN ECUADOR, BOLIVIA Y PERÚ
LUCHA MARXISTA | 05.05.2005 02:47 | Social Struggles
EN ECUADOR, BOLIVIA Y PERÚ:
HAY QUE ACABAR CON EL ESTADO DE LA BURGUESÍA
LACAYA DEL IMPERIALISMO
¡A CONSTRUIR LOS ORGANISMOS DE PODER PROLETARIO PARA INSTAURAR GOBIERNOS OBREROS Y CAMPESINOS!
¡A CONSTRUIR EL PARTIDO OBRERO REVOLUCIONARIO!
Tras las caídas presidenciales de los últimos años, la de Lucio Gutiérrez expresa una vez más la crisis del Estado de la burguesía ecuatoriana y el ascenso de las masas trabajadoras. Aunque sin dirección ni mayor claridad política, el pueblo se lanza contra los poderes del estado capitalista y contra el régimen de los partidos que han dominado el país durante décadas. Mientras arrecia el enfrentamiento entre fracciones burguesas por el botín del Estado, las masas vuelven a poner en jaque a toda la élite opresora y la vanguardia de la insurgencia exige: ¡Que se vayan todos!
El imperialismo norteamericano y sus gobiernos lacayos de la OEA mueven sus fichas. Tienen que defender los intereses de las multinacionales e imponer el Tratado de Libre Comercio no sólo a Ecuador, sino también a Colombia y Perú. Tienen que proteger la Base Militar USA de Manta, asegurar el apoyo del gobierno ecuatoriano a la impunidad de las tropas imperialistas en cualquier parte del mundo y consolidar su implicación en el Plan Colombia. Para garantizarle estos éxitos al imperialismo, el nuevo gobierno secuaz, un débil coordinador de los intereses de todos los sectores burgueses, tiene que derrotar primero al pueblo movilizado.
En Bolivia, el movimiento obrero y popular se apresta a un nuevo embate contra el imperialismo, contra los dueños del país y contra el gobierno de Carlos Meza, marioneta de los EEUU que ha jugado y juega exactamente el papel de Alfredo Palacio en el Ecuador. Nuevas movilizaciones, paros, bloqueos, tomas de plantas petrolíferas y refinerías a partir del 2 de mayo, han sido convocados por la Fejuve y la COR de El Alto, bajo la exigencia de los trabajadores por arrancar los hidrocarburos de las garras de las transnacionales.
En el Perú, las protestas masivas en regiones y ciudades no han cesado a lo largo de un año, manteniendo arrinconados no sólo al gobierno de Toledo, sino a todos los despreciados partidos de la clase dominante que lo apuntalan frente al repudio de las masas. Como en Bolivia y Ecuador, un Parlamento y un Poder Judicial reaccionarios y corruptos son, junto al Ejecutivo, blancos de las iras populares. La burguesía continúa muy preocupada por el curso que puedan tomar las cosas en los quince meses que le quedan al gobierno actual.
Por el poder de los trabajadores y no por el de la burguesía
Los acontecimientos de Ecuador ya no son novedosos en los Andes. Buccaram, Mahuad, Fujimori, Sánchez de Lozada, se desmoronaron también por acción de las masas trabajadoras. Fugaron y fueron protegidos por Panamá, Japón y Estados Unidos, como Gutiérrez por Lula, para ser reemplazados por otros no menos proimperialistas y represores. Esta sucesión de golpes a los presidencialismos sudamericanos refleja por un lado la debilidad de los estados burgueses de la zona, pero por otro brindan una clara lección al movimiento de los trabajadores a cerca de la vía para alcanzar sus objetivos.
No habrá cambio histórico en las condiciones de vida de nuestros pueblos mientras los políticos y funcionarios burgueses sigan alternándose en los Gobiernos, los Parlamentos, los Tribunales y la Burocracia de su Estado. Sólo derribando el poder de la burguesía y todas sus instituciones estatales, construyendo el poder del proletariado y un Estado de los Trabajadores, es posible el inmenso cambio por el que la clase obrera y los pueblos de América Latina combaten. La vía de la victoria sobre los explotadores y carniceros es la vía de la revolución socialista y no la sustitución de unos monigotes burgueses por otros.
Por el partido revolucionario y los organismos soviéticos
Para construir ese poder proletario, esa verdadera democracia de masas, es preciso forjar sus organismos. En algunos sectores de la vanguardia ecuatoriana ya surgió la voz de multiplicar las asambleas populares y centralizarlas en una Asamblea Popular de rango nacional. Esta es una necesidad que surge siempre en los procesos revolucionarios latinoamericanos, a partir de la reaparición de las asambleas populares en cada nueva circunstancia histórica. Con el mismo u otros nombres, las recientes experiencias de Argentina, Perú y Bolivia están ahí muy frescas, para extraer sus lecciones. Si desde la crisis revolucionaria de Octubre de 2003, el proletariado y el campesinado bolivianos no se han adueñado todavía del poder, es justamente porque no han llegado a levantar los organismos que sean capaces de derrocar a la burguesía, entre ellos un partido revolucionario que, agrupando a lo más avanzado de la vanguardia, le dé una dirección a la alianza obrero – campesina y la conduzca a la victoria.
No es un asunto fortuito que las direcciones del movimiento obrero y popular boliviano se hayan negado hasta el momento a construir los organismos de poder de las masas. La burocracia sindical y de las organizaciones populares, adherente de programas y organizaciones reformistas, siempre se juega por la conciliación con la burguesía y el parlamentarismo. La dirigencia de la COB, Evo Morales y el MAS, Felipe Quispe y el MIP, prefieren cien veces colaborar con la burguesía, sostener a sus gobiernos y mantener su Estado, antes que marchar con los trabajadores hacia la toma del poder. Es exactamente el mismo caso de la cúpula de la CGTP y los reformistas peruanos (hoy Frente Amplio), y de la CTE, la CONAIE o el MDP ecuatorianos. Sus privilegios políticos y económicos con respecto al pueblo trabajador, su compromiso con el sistema y sus instituciones, les asigna un lugar en políticas y gobiernos como los de Lula, Lagos, Kirchner, ahora Vásquez, ayer Gutiérrez; agentes políticos del imperialismo en sus países. Estas burocracias oportunistas y pro-capitalistas defienden los proyectos nacionalistas burgueses como el de Chávez y adoran el padrinazgo de Fidel Castro a todos aquellos gobiernos reaccionarios. Bajo esas direcciones traidoras los trabajadores de la ciudad y del campo jamás podrán deshacerse de la clase dominante y del capitalismo. Tras ellas sólo podemos esperar nuevas derrotas una y otra vez.
Por la revolución socialista y no por la reforma del Estado
Por el contrario, los revolucionarios llamamos a los trabajadores a combatir al enemigo de clase hasta acabar con él y con su sistema. Llamamos a luchar levantando un programa revolucionario, por conquistar gobiernos obreros y campesinos que:
• Desconozcan la deuda externa expoliadora
• Rompan con el imperialismo, el FMI, el Banco Mundial, el BID y la OMC
• Re-nacionalicen sin pago todas las empresas privatizadas, bajo control de los trabajadores
• Expropien a las transnacionales y a las burguesías lacayas del imperialismo
• Acaben con todas las fuerzas represivas, masacradoras del pueblo
Una Asamblea Popular como órgano de poder de la clase obrera y de todos los explotados, con sus columnas de Autodefensa evolucionando hacia las Milicias obreras y populares que puedan neutralizar y derrotar a las Fuerzas Armadas del enemigo: ese es hoy el camino para la revolución socialista en Bolivia, en Ecuador y Perú. En estas circunstancias las Asambleas Constituyentes (incluso si se les denomina “revolucionarias”) no son más que trampas mortales. Toda presión legalista y maquillaje al Estado capitalista jamás resultará en algo distinto que nuevas frustraciones y derrotas. Es imperativo y urgente reunir una Asamblea Popular Nacional que centralice las asambleas de base, con delegados elegidos y revocables en ellas, deshaciéndonos así de la costra burocrática traidora. Un órgano que se convierta en el máximo nivel de decisión de los explotados, con capacidad para enfrentarse de igual a igual al poder burgués y sustituirlo.
Los gobiernos obreros y campesinos de los Andes habrán de federarse, llamar a la solidaridad de los trabajadores de Norteamérica y de Europa, y extender la revolución socialista a todo el continente. No hay otro camino hacia la desaparición de la dictadura de la burguesía.
¡Viva la lucha de los trabajadores de todos los países!
¡Construir un partido obrero revolucionario y una Internacional obrera revolucionaria!
¡Gobiernos Obreros y Campesinos en Ecuador, Bolivia y Perú!
¡Por una Federación de Repúblicas Socialistas de América Latina!
1 de Mayo de 2005
LUCHA MARXISTA
Por el camino de Lenin y Trotsky
Nuestra tarea: derribar el Capitalismo
Nuestro objetivo: el Socialismo
Nuestra estrategia: la Revolución Proletaria Mundial
HAY QUE ACABAR CON EL ESTADO DE LA BURGUESÍA
LACAYA DEL IMPERIALISMO
¡A CONSTRUIR LOS ORGANISMOS DE PODER PROLETARIO PARA INSTAURAR GOBIERNOS OBREROS Y CAMPESINOS!
¡A CONSTRUIR EL PARTIDO OBRERO REVOLUCIONARIO!
Tras las caídas presidenciales de los últimos años, la de Lucio Gutiérrez expresa una vez más la crisis del Estado de la burguesía ecuatoriana y el ascenso de las masas trabajadoras. Aunque sin dirección ni mayor claridad política, el pueblo se lanza contra los poderes del estado capitalista y contra el régimen de los partidos que han dominado el país durante décadas. Mientras arrecia el enfrentamiento entre fracciones burguesas por el botín del Estado, las masas vuelven a poner en jaque a toda la élite opresora y la vanguardia de la insurgencia exige: ¡Que se vayan todos!
El imperialismo norteamericano y sus gobiernos lacayos de la OEA mueven sus fichas. Tienen que defender los intereses de las multinacionales e imponer el Tratado de Libre Comercio no sólo a Ecuador, sino también a Colombia y Perú. Tienen que proteger la Base Militar USA de Manta, asegurar el apoyo del gobierno ecuatoriano a la impunidad de las tropas imperialistas en cualquier parte del mundo y consolidar su implicación en el Plan Colombia. Para garantizarle estos éxitos al imperialismo, el nuevo gobierno secuaz, un débil coordinador de los intereses de todos los sectores burgueses, tiene que derrotar primero al pueblo movilizado.
En Bolivia, el movimiento obrero y popular se apresta a un nuevo embate contra el imperialismo, contra los dueños del país y contra el gobierno de Carlos Meza, marioneta de los EEUU que ha jugado y juega exactamente el papel de Alfredo Palacio en el Ecuador. Nuevas movilizaciones, paros, bloqueos, tomas de plantas petrolíferas y refinerías a partir del 2 de mayo, han sido convocados por la Fejuve y la COR de El Alto, bajo la exigencia de los trabajadores por arrancar los hidrocarburos de las garras de las transnacionales.
En el Perú, las protestas masivas en regiones y ciudades no han cesado a lo largo de un año, manteniendo arrinconados no sólo al gobierno de Toledo, sino a todos los despreciados partidos de la clase dominante que lo apuntalan frente al repudio de las masas. Como en Bolivia y Ecuador, un Parlamento y un Poder Judicial reaccionarios y corruptos son, junto al Ejecutivo, blancos de las iras populares. La burguesía continúa muy preocupada por el curso que puedan tomar las cosas en los quince meses que le quedan al gobierno actual.
Por el poder de los trabajadores y no por el de la burguesía
Los acontecimientos de Ecuador ya no son novedosos en los Andes. Buccaram, Mahuad, Fujimori, Sánchez de Lozada, se desmoronaron también por acción de las masas trabajadoras. Fugaron y fueron protegidos por Panamá, Japón y Estados Unidos, como Gutiérrez por Lula, para ser reemplazados por otros no menos proimperialistas y represores. Esta sucesión de golpes a los presidencialismos sudamericanos refleja por un lado la debilidad de los estados burgueses de la zona, pero por otro brindan una clara lección al movimiento de los trabajadores a cerca de la vía para alcanzar sus objetivos.
No habrá cambio histórico en las condiciones de vida de nuestros pueblos mientras los políticos y funcionarios burgueses sigan alternándose en los Gobiernos, los Parlamentos, los Tribunales y la Burocracia de su Estado. Sólo derribando el poder de la burguesía y todas sus instituciones estatales, construyendo el poder del proletariado y un Estado de los Trabajadores, es posible el inmenso cambio por el que la clase obrera y los pueblos de América Latina combaten. La vía de la victoria sobre los explotadores y carniceros es la vía de la revolución socialista y no la sustitución de unos monigotes burgueses por otros.
Por el partido revolucionario y los organismos soviéticos
Para construir ese poder proletario, esa verdadera democracia de masas, es preciso forjar sus organismos. En algunos sectores de la vanguardia ecuatoriana ya surgió la voz de multiplicar las asambleas populares y centralizarlas en una Asamblea Popular de rango nacional. Esta es una necesidad que surge siempre en los procesos revolucionarios latinoamericanos, a partir de la reaparición de las asambleas populares en cada nueva circunstancia histórica. Con el mismo u otros nombres, las recientes experiencias de Argentina, Perú y Bolivia están ahí muy frescas, para extraer sus lecciones. Si desde la crisis revolucionaria de Octubre de 2003, el proletariado y el campesinado bolivianos no se han adueñado todavía del poder, es justamente porque no han llegado a levantar los organismos que sean capaces de derrocar a la burguesía, entre ellos un partido revolucionario que, agrupando a lo más avanzado de la vanguardia, le dé una dirección a la alianza obrero – campesina y la conduzca a la victoria.
No es un asunto fortuito que las direcciones del movimiento obrero y popular boliviano se hayan negado hasta el momento a construir los organismos de poder de las masas. La burocracia sindical y de las organizaciones populares, adherente de programas y organizaciones reformistas, siempre se juega por la conciliación con la burguesía y el parlamentarismo. La dirigencia de la COB, Evo Morales y el MAS, Felipe Quispe y el MIP, prefieren cien veces colaborar con la burguesía, sostener a sus gobiernos y mantener su Estado, antes que marchar con los trabajadores hacia la toma del poder. Es exactamente el mismo caso de la cúpula de la CGTP y los reformistas peruanos (hoy Frente Amplio), y de la CTE, la CONAIE o el MDP ecuatorianos. Sus privilegios políticos y económicos con respecto al pueblo trabajador, su compromiso con el sistema y sus instituciones, les asigna un lugar en políticas y gobiernos como los de Lula, Lagos, Kirchner, ahora Vásquez, ayer Gutiérrez; agentes políticos del imperialismo en sus países. Estas burocracias oportunistas y pro-capitalistas defienden los proyectos nacionalistas burgueses como el de Chávez y adoran el padrinazgo de Fidel Castro a todos aquellos gobiernos reaccionarios. Bajo esas direcciones traidoras los trabajadores de la ciudad y del campo jamás podrán deshacerse de la clase dominante y del capitalismo. Tras ellas sólo podemos esperar nuevas derrotas una y otra vez.
Por la revolución socialista y no por la reforma del Estado
Por el contrario, los revolucionarios llamamos a los trabajadores a combatir al enemigo de clase hasta acabar con él y con su sistema. Llamamos a luchar levantando un programa revolucionario, por conquistar gobiernos obreros y campesinos que:
• Desconozcan la deuda externa expoliadora
• Rompan con el imperialismo, el FMI, el Banco Mundial, el BID y la OMC
• Re-nacionalicen sin pago todas las empresas privatizadas, bajo control de los trabajadores
• Expropien a las transnacionales y a las burguesías lacayas del imperialismo
• Acaben con todas las fuerzas represivas, masacradoras del pueblo
Una Asamblea Popular como órgano de poder de la clase obrera y de todos los explotados, con sus columnas de Autodefensa evolucionando hacia las Milicias obreras y populares que puedan neutralizar y derrotar a las Fuerzas Armadas del enemigo: ese es hoy el camino para la revolución socialista en Bolivia, en Ecuador y Perú. En estas circunstancias las Asambleas Constituyentes (incluso si se les denomina “revolucionarias”) no son más que trampas mortales. Toda presión legalista y maquillaje al Estado capitalista jamás resultará en algo distinto que nuevas frustraciones y derrotas. Es imperativo y urgente reunir una Asamblea Popular Nacional que centralice las asambleas de base, con delegados elegidos y revocables en ellas, deshaciéndonos así de la costra burocrática traidora. Un órgano que se convierta en el máximo nivel de decisión de los explotados, con capacidad para enfrentarse de igual a igual al poder burgués y sustituirlo.
Los gobiernos obreros y campesinos de los Andes habrán de federarse, llamar a la solidaridad de los trabajadores de Norteamérica y de Europa, y extender la revolución socialista a todo el continente. No hay otro camino hacia la desaparición de la dictadura de la burguesía.
¡Viva la lucha de los trabajadores de todos los países!
¡Construir un partido obrero revolucionario y una Internacional obrera revolucionaria!
¡Gobiernos Obreros y Campesinos en Ecuador, Bolivia y Perú!
¡Por una Federación de Repúblicas Socialistas de América Latina!
1 de Mayo de 2005
LUCHA MARXISTA
Por el camino de Lenin y Trotsky
Nuestra tarea: derribar el Capitalismo
Nuestro objetivo: el Socialismo
Nuestra estrategia: la Revolución Proletaria Mundial
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