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RIP... a la izquierda (I)

Josep | 20.10.2003 06:00 | Analysis

Los ciudadanos bolivianos lo saben muy bien: nuestros recursos solo pueden ser colectivos. Ninguna otra forma de Propiedad (privada individual, de grupo, o estatal) asegura que sea usada para el beneficio común.

RIP... A LA IZQUIERDA (I)
INTRODUCCION
..."Por su posición histórica, la aristocracia francesa e inglesa estaba llamada a escribir panfletos contra la sociedad burguesa moderna. Con la Revolución francesa de julio de 1830 y con el movimiento inglés por la reforma parlamentaria, había sucumbido una vez más bajo los golpes del odiado advenedizo. En adelante no podía hablarse siquiera de una lucha política seria. Solamente les quedaba la lucha literaria. Sin embargo, aún en el campo literario, la vieja fraseología de la restauración francesa, había llegado a ser inaceptable. Para ganarse simpatías, era menester que la aristocracia aparentase no tener en cuenta sus propios intereses y que levantara un acta de acusación contra la burguesía sólo en favor de la clase obrera explotada. Se lo arreglaba para tener la satisfacción de componer canciones satíricas contra su nuevo amo y de musitarle al oído profecías mas o menos siniestras.
Así es como nació el socialismo feudal, mezcla de jeremiadas y de pasquines, de ecos del pasado y de amenazas sobre el porvenir. Si alguna vez su crítica amarga, mordaz e ingeniosa hirió a la burguesía en el corazón, su incapacidad absoluta para comprender la marcha de la historia moderna concluyó siempre por cubrirse de ridículo..." (Manifiesto Comunista).
Tanto para los detractores del pensamiento marxista como para los que siguen pensando en su inmortalidad, les podrá parecer extraño que comience mis reflexiones sobre la izquierda actual copiando un párrafo aislado del Manifiesto Comunista. Pero, para los buenos conocedores del naufragio de la izquierda les será rápidamente entendible su significación.
Ha transcurrido más de un siglo desde que Karl Marx y Friedrich Engels escribieron el Manifiesto Comunista y nuestra sociedad actual ya ha caminado un largo trecho en la historia moderna que ellos, en su momento, intentaron explorar y anticipar. Puede parecer que no tiene sentido hoy rememorar los viejos clichés del pasado. Pero, a mi entender, sigue teniendo sentido puesto que el actual movimiento que se autodefine como "de izquierdas" (variado y variopinto) sigue caminando como caminó el de entonces (que en el Manifiesto Marx critica como socialismo reaccionario, como socialismo conservador o como socialismo utópico) por los mismos senderos de la más absurda e inútil crítica literaria contra el capitalismo desconociendo por completo el proceso de la historia.
Una coincidencia. Nos encontramos hoy en un complejo laberinto, en un momento donde se palpa una profunda crisis social y donde se vislumbra la proximidad de grandes cambios que en una u otra dirección afectarán la vida de los pobladores de la Tierra. En los siglos XIX y XX se produjeron también grandes convulsiones sociales. El paralelismo entre estos dos momentos históricos es evidente. Detractores y defensores del sistema capitalista reconocieron ayer -y reconocen hoy- que se trata de un momento de profunda crisis.
A los que no quieren percatarse de esta crisis, les podría intentar corregir su ceguera explicándoles con detalle los duros recortes sociales (el entierro de la Europa Social) aprobados por los gobiernos europeos, especialmente el Alemán. Socialdemócratas y Verdes, no tuvieron demasiados escrúpulos de hacer de tripas corazón y tragarse el sapo de las últimas reformas aprobadas que recortan las prestaciones a sus 4,5 millones de parados y que suma y sigue a otros recortes en los seguros sociales, la sanidad, la jubilación y la ayuda a los ancianos.
La Historia, tremendamente tozuda, ha demostrado finalmente la invalidez de las tesis que prevalecieron en el seno del Partido Socialista Alemán. "Las premisas del Socialismo" de Bernstein y las posiciones de Kautsky han terminado allá donde Marx dijo que acabarían. Fue inútil el aplastamiento de la revolución alemana de 1918 y el asesinato de Rosa Luxemburgo y K. Liebknecht por parte del gobierno socialista de Ebert. Con ello solo se abrieron las puertas a la barbarie hitleriana y se perdió una oportunidad revolucionaria posiblemente distinta a la bolchevique en donde las tareas de los "consejos obreros" no debían ser cedidas a las organizaciones políticas revolucionarias.
Curiosamente la situación se repite. La socialdemocracia (la cuna del socialismo reformista) vuelve a gobernar en una Alemania sumergida en una grave coyuntura económica, con un elevado desempleo , acosada por la inflación y con un déficit público que a lo mejor rebasará el 4% del PIB.
Una diferencia. Estamos ante un auténtico desierto en la comprensión del alcance de estos grandes cambios que se avecinan. Ni las llamadas derechas ni las izquierdas se reconocen como tales en esta situación de crisis. Hoy, para perplejidad de los ciudadanos parece que están mas de acuerdo que nunca.
Pero, mientras entonces nació un enorme abanico de analistas, de estudiosos, de pensadores... que tuvieron el coraje y la valentía de analizar, de discutir y de proponer nuevos caminos que representaban grandes rupturas con el viejo mundo que parecía morir, hoy el mundo que está naciendo no conoce apenas hacia donde se dirige. Para unos es el final de la historia, para otros es un camino irreversible hacia la barbarie y para la mayoría es un incógnita indescifrable. Históricamente vuelve a ser un nueva época en donde está en crisis un viejo modo de producción y se alumbra el nacimiento de otro distinto. Y esto es lo que fundamentalmente la llamada izquierda, fue entonces y es ahora incapaz de comprender.
El "Manifiesto comunista" y el pensamiento político de Marx no fueron ni mucho menos trabajos intelectuales condenados al estudio dentro de los ámbitos académicos o universitarios. Fueron auténticas herramientas de lucha política y social con un enorme impacto en las sociedades europeas durante casi dos siglos. La revolución bolchevique y el desarrollo capitalista de la URSS fue sin duda el resultado práctico de esta aportación científica en el campo de la política. Este es el indiscutible mérito de K. Marx: una propuesta de transición entre un modo de producción a otro modo de producción. Una propuesta de transición que fracasó.
Su fracaso político no pueden invalidar la que ha sido una de las mayores aportaciones, hasta nuestros días, en el campo de la investigación científica del modo de producción capitalista. A partir del conocimiento del proceso inevitable que el capitalismo engendraría (el gran desarrollo de las fuerzas productivas, su proceso de concentración y su caducidad) fue capaz de llamar por su nombre a las diferentes fuerzas sociales que no eran capaces de entender, entonces, los profundos cambios que inevitablemente se avecinarían. El las llamó reaccionarias porque estaban muy lejos de comprender el verdadero alcance de la crisis social que golpeaba a la sociedad de su época. Su trabajo teórico no solamente soslayó el entierro definitivo del modo de producción feudal (este fue claramente el resultado de la revolución rusa: el derrumbe del zarismo) sino que anticipó el futuro entierro del modo de producción capitalista. K. Marx se equivocó sin embargo al respecto: el modo de producción capitalista siguió prosperando con fuerza tanto en las sociedades industrializadas occidentales como en la patria bolchevique que hizo un dogma de su teoría política.
Marx no fue capaz de conocer hasta que punto el sistema capitalista sería aún capaz de desarrollar las fuerzas productivas, es decir no pudo predecir el momento preciso de su caducidad, pero sin embargo en su obra teórica lo había expuesto muy claramente:
(...)"Una formación social nunca declina antes que se hayan desarrollado todas las fuerzas productivas que ella, en toda su extensión, es capaz de contener y nunca surgen nuevas relaciones de producción superiores antes de que sus condiciones materiales de existencia hayan sido generadas en el seno de la vieja sociedad. Es por esto que la Humanidad nunca se propone realizar tareas que no pueden ser llevadas a cabo, ya que si analizamos bien las cosas, llegaremos siempre a la conclusión de que la propia tarea solo surge si las condiciones materiales de su resolución ya existen de antemano, o por lo menos existen en vías de formación". (Marx, en el prefacio de la "Crítica de la economía política").
K.Marx tomó partido. La enorme agudización de la lucha social emancipatoria de su época fue la que, sin embargo, le condujo a una actividad política práctica por encima de lo que era su trabajo intelectual. Muchos hubieran preferido que Marx no se hubiera posicionado ante los acontecimientos que acontecían y que hubiera permanecido callado en las bibliotecas de Londres profundizando en sus trabajos teóricos. No fue así.
Solamente los bolcheviques y algunas organizaciones revolucionarias creyeron profundamente que la declinación del sistema social capitalista era una realidad. Había llegado el momento de la Revolución Social. Pero los hechos demostraron que la toma del poder político y la Dictadura del Partido Comunista no engendró por ellos mismos nuevas relaciones de producción superiores... Y continuando con las premisas del propio Marx, podríamos decir, que la Historia ha demostrado que la tarea emprendida fracasó estrepitosamente.
Se abortaron uno tras otro distintos procesos revolucionarios (que como el de la Revolución de Octubre estuvieron impregnados por la doctrina comunista) en los países europeos mas desarrollados (especialmente en Alemania, Inglaterra y Francia), mientras en los EEUU en donde Marx pensaba que serían el preludio de una revolución proletaria, la lucha de clases se desarrolló estrictamente dentro de los marcos estrictamente sindicales. Allí donde el proceso revolucionario llegó a la toma del poder, en la URSS, muy pronto tomó el camino de un Capitalismo de Estado, planificado y dirigido férreamente por el Partido Comunista... hasta su derrumbe. Con su derrumbe, la izquierda "revolucionaria" quedó huérfana.
Paradójicamente, la crisis de lo que quedaba de la izquierda "revolucionaria" (especialmente de la que se autodefinía como comunista en sus más diversas tendencias) converge con la crisis de la izquierda "reformista" (también en sus diversas modalidades: democráticas, reformistas, socialdemócratas, socialistas, postmodernistas o radicales). El Socialismo, tanto real como utópico que había sido durante casi dos siglos el núcleo ideológico y doctrinario de "las izquierdas", devino fallecido. Se abandonan siglas, símbolos, programas y banderas. Se rechaza paulatinamente el marxismo como fuente del pensamiento revolucionario, sin ser capaces de criticarlo. Al "socialismo real" se le reconoce, por fin, como dictadura y a sus dirigentes como sanguinarios criminales... Solamente parecen sobrevivir de la hecatombe los hermosos ideales de fraternidad, de libertad, de apoyo mutuo... de aquellos viejos anarquistas que sucumbieron ya entonces aplastados por la bota estalinista pero que también en su día fueron vorazmente criticados por Marx. Una gran amalgama de grupos progresistas sin rumbo ni bandera, no obstante, siguen reivindicándose hoy como "izquierda anticapitalista".
Izquierda anticapitalista, que continúa siendo como lo fue antes una gran difusora de panfletos literarios en los que se reivindican como la defensora, la representante y la mejor gestora de un nuevo orden social que ni tan solo se atreven a llamar socialista.
Izquierda anticapitalista que es incapaz de comprender el alcance y la significación de la crisis del modo de producción capitalista.

LA CRISIS DE UN MODO DE PRODUCCIÓN.
Un modo de producción no se puede definir por parámetros ideológicos o políticos. Se trata simplemente de la manera específica de producir que ha alcanzado una sociedad determinada en un momento histórico concreto. La manera de producir solamente viene determinada por los medios y los conocimientos tecnológicos alcanzados (y aplicados) socialmente.
Los vínculos sociales entre los seres humanos, los ligámenes que hemos necesitado estrechar para solucionar nuestras necesidades mas apremiantes han venido siempre condicionadas por los medios que disponíamos y la técnica que conocíamos para lograrlo. Estas condiciones serían NEUTRAS si no tuvieran lugar en sociedades inmersas en situaciones depredadoras, es decir si no existieran sectores privados apropiadores de estos medios y de estas técnicas.
Por tanto es la apropiación por parte de un sector de la sociedad de estos medios y de estos conocimientos socialmente disponibles, los que finalmente deciden los objetivos de su utilización. Esta apropiación sentencia que esta manera de producir se realice bajo unas u otras relaciones de producción y en la dirección que se desarrollarán (siempre en beneficio de los propietarios de estos medios de producción).
Para Marx, modo de producción y relaciones de producción no pueden desvincularse. Por esto explicó que necesariamente detrás de un molino de viento encontraríamos relaciones serviles, que detrás de nuevas fuentes energéticas más potentes (las hidráulicas) empezaron a desarrollarse obreros fabriles que desbancarían al artesanado, que detrás de grandes factorías con centenares o miles de trabajadores nacería al sistema de producción capitalista y las relaciones asalariadas. Hoy probablemente nos diría que detrás de una empresa robotizada (sin apenas fuerza de trabajo viva) deberá forzosamente alumbrarse el nacimiento de un nuevo modo de producción. Es el determinismo histórico.
Los hechos deberían darle la razón: así ha ocurrido siempre.
Pero a Marx deberíamos haberle preguntado si fue la tierra (como medio de producción) y las técnicas de labranza (las conocidas entonces) las que determinaron inevitablemente las relaciones de producción serviles o fue por el contrario la apropiación de la tierra por los señores feudales quienes las determinaron.
Hasta hoy el proceso natural de desarrollo de las sociedades humanas ha sido entorpecido durante todo el largo proceso depredador de la Historia conocida, por sectores que se han apropiado de su fuerza creadora y transformadora reemplazando a antiguos sectores de poder. Podríamos decir que un poder tras otro poder parasitario, ha convertido la inmensa potencialidad de la especie humana en una nueva arma de dominio. Especialmente y principalmente en armas de dominio militar, aunque posteriormente se generalizase su uso para finalidades de desarrollo económico.
LA FUERZA militar siempre ha impuesto su ley por encima de la sociedad productora. Sociedades mucho mas desarrolladas que otras sucumbieron ante el poder terriblemente eficaz de la conquista y del saqueo de otras menos avanzadas. El mundo feudal musulmán, por ejemplo, mucho mas evolucionado que el mundo feudal europeo, fue finalmente vencido por este. Las huestes filibusteras de la Corona de España arrasaron sociedades indoamericanas que habían alcanzado un grado de desarrollo social muy superior y mucho más complejo que la castellana.
El poder militar del Imperio de Bush basado en la apropiación exclusiva para uso destructivo (fundamentalmente) de cualquier avance científico, impone por la práctica de los hechos consumados, un orden mundial absolutamente distinto al que se desarrollaría si la nueva revolución tecnológica se generalizase en función del desarrollo económico de los pueblos. Es inimaginable pensar en un nuevo modo de producción si la fuerza de los ciudadanos del mundo no impone su ley sobre la fuerza depredadora de los poderes que actualmente someten al mundo.
Pero los periodos en donde los sectores depredadores han dominado a las sociedades humanas se ha ido acortando sin interrupción. La sumisión del hombre esclavo como la primera fuerza productora transcurrió durante muchos siglos, la de los trabajadores de la tierra solo unos pocos, la de los obreros asalariados apenas trescientos años, la de los trabajadores del conocimiento aún está por ver.
La Ciencia ha sido el motor de nuestra Historia pero su sujeto ha sido el hombre, el hombre social que ha respondido con rebeldía y lucha constante ante los continuados retos entre la sociedad constructora y los poderes depredadores. Él ha creado nuevas maneras de producir mas eficaces (nuevos modos de producir) que han hecho caducar viejas relaciones de producción. Pero nunca pudo desembarazarse de nuevos expropiadores. Nunca ha podido asegurarse que los saltos en el conocimiento aplicado no fueran dirigidos a nuevas formas de sumisión.
Ni los medios de producción ni la Ciencia son los creadores de relaciones sociales de sometimiento y explotación. Los medios son los que son y la creación científica es en si misma NEUTRA. El ser humano no nació esclavizado ni por los medios que le ofrecía la Naturaleza ni por su capacidad intelectual de crear, soñar o transformar por medio de herramientas cada día más complejas y evolucionadas. Fueron otros hombres (la fuerza de otros hombres) las que lo hicieron esclavo, siervo, asalariado o excluido.
Marx tendría razón si hoy dijera que a una fábrica robotizada (sin apenas trabajadores) debería inevitablemente corresponderle un modo de producción distinto al capitalista. Esta es la realidad que hoy nace cada día ante el asombro y la perplejidad de las derechas y las izquierdas (políticas) que no saben como sobrevivir ante tal situación. Las unas porque no pueden mantener la legalidad (social y económica) que regía el anterior modo de producción capitalista: deben recurrir forzosamente a la fuerza destructora para seguir sometiendo a los pueblos. Las otras porque se esfuma su condición de defensora, representante y mejor gestora del mundo de los trabajadores asalariados. Capital y trabajo asalariado no tienen ya cabida en el nuevo modo de producir que nace con una fuerza imparable: sus panfletos literarios reformadores e ideológicos ya no sirven de nada.
Marx no tendría razón si hoy dijera que este nuevo modo de producción ya tiene necesariamente determinada la forma de su relación social. Esta, nuevamente dependerá de su APROPIACIÓN. O por primera vez en la Historia será COLECTIVA, en beneficio de toda la sociedad humana o seguirá siendo PRIVADA, en beneficio de los sectores que detenten el poder.
En el primer caso cerraremos definitivamente el proceso depredador de nuestra Historia. En el segundo, puede abrirse un proceso de barbarie inusitada en donde la propia vida humana (tal como hasta ahora la hemos conocido) puede desaparecer. No son elucubraciones catastrofistas sin sentido. Las nuevas fuerzas productivas que representan ya hoy los avances tecnológicos alcanzados son tan eficientes que nuestra capacidad constructiva o destructiva es enorme.
La soberanía del conjunto de los ciudadanos del mundo sobre estos nuevos medios de producción para poder decidir el sentido de su aplicación, es urgente. La situación para muchos habitantes del Planeta es insostenible. ¡Ya no podemos aguantar mas es el grito desesperado que se extiende como un reguero de pólvora¡
Los ciudadanos bolivianos lo saben muy bien: nuestros recursos solo pueden ser colectivos. Ninguna otra forma de Propiedad (privada individual, de grupo, o estatal) asegura que sea usada para el beneficio común. Ya no necesitamos mas gestores o administradores de nuestro Patrimonio. Los ciudadanos del mundo hemos de recuperar nuestra soberanía.
Josep Octubre 2003
(otros escritos en www.ellaberinto.net)

Josep